Reparto económico del mundo
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El reparto económico del mundo es un rasgo económico del imperialismo que expresa la lucha de las diferentes potencias imperialistas por el reparto de los mercados mundiales para fortalecer sus posiciones económicas.
Contenido
Monopolios internacionales
La exportación de capital ha extendido las relaciones internacionales de los monopolios más importantes y ha contribuido a la formación de los monopolios internacionales. Al respecto Lenin escribió: “…a medida que ha ido aumentando la exportación de capitales y se han ido ampliando en todas las formas las relaciones con el extranjero y con las colonias y las “esferas de influencias” de las más grandes asociaciones monopolistas, la marcha “natural” de las cosas ha llevado al acuerdo universal entre las mismas, a la constitución de carteles internacionales.”
Formas
Los monopolios internacionales por la esfera de su actividad, pueden dividirse en dos grupos. Integran el primer grupo los monopolios pertenecientes al capital de uno u otro país, y el segundo grupo, los monopolios pertenecientes al gran capital de dos o más países, las asociaciones internacionales de monopolistas.
Reparto económico del mundo
El capitalismo monopolista ha hecho inevitable la lucha de los trusts internacionales, de las asociaciones internacionales de monopolistas, no sólo por los mercados de venta de mercancías, sino también por las fuentes de materia primas. Las potencias imperialistas absorben la mayor parte de la producción mundial de materias primas, pero la mayoría de ellos no disponen de grandes yacimientos propias de materias primas.
La exportación de capitales, la creación en el extranjero de empresas filiales han sido y son el principal mecanismo de penetración de los monopolios en otros países. Empeñados en obtener la ganancia máxima, concertan entre sí acuerdos sobre el reparto del mercado mundial. El reparto económico del mundo es un sustancial rasgo del imperialismo.
La forma más difundida de tratados del reparto del mercado mundial son los acuerdos de tipo cartel. Muchas veces tienen carácter secreto, se concluyen como “acuerdos entre caballeros”. Una variedad de tales acuerdos son los carteles de patentes, es decir, tratados de varios, habitualmente pocos trusts y consorcios internacionales sobre el intercambio de patentes y perfeccionamientos técnicos en la producción de uno u otro artículo. El cartel de patentes cierra prácticamente el acceso de los “ajenos” a la esfera de la actividad monopolizada por el cartel y permite alzar por las nubes los precios.
El principal objetivo de los supermonopolios es la obtención de altas ganancias de monopolio. Cuando un supermonopolio es el vendedor de una u otra mercancía, el modo fundamental de obtención de altas ganancias de monopolio es la regulación de las proporciones de la producción y la restricción de la competencia, lo cual crea una escasez artificial de los artículos monopolizados y asegura un alza considerable de precios. Pero cuando un supermonopolio es el organizador de los suministros de materias primas a los participantes del acuerdo, emplea métodos opuestos: procura reforzar la competencia entre los países o las empresas que suministran materias primas para aumentar su producción y bajar los precios.
Particularidades
Las condiciones de reparto de los mercados mundiales por los monopolios internacionales han cambiado después de la Segunda Guerra Mundial los cuales, por supuesto, siguen concertando acuerdos sobre la repartición de los mercados de venta, pero resulta cada vez más difícil cumplirlos. Por eso, los monopolios tienen que maniobrar y, en algunos casos, disimular su actividad.
La Revolución Científico Técnica ha creado premisas objetivas para el desarrollo de toda clase de monopolios internacionales y para el entrelazamiento internacional del capital. Suman cada vez más los acuerdos internacionales de los monopolios, que operan en la fabricación de maquinarias, sobre el reparto entre ellos de la fabricación de órganos o piezas de máquinas y equipos. Así, la elaboración de los medios más importantes de producción es monopolizada por unas pocas firmas.
A inicios del siglo XX, los monopolios internacionales surgían fundamentalmente sobre la base de la unión de capitales de distintas pertenencia nacional, en cambio ahora han adquirido la mayor difusión los llamados monopolios transnacionales. Son nacionales por el capital y el control, pero internacionales por la esfera de su actividad.
Según datos de la ONU, existen 7.300 monopolios internacionales, cada uno de los cuales tiene sucursales en más de 20 países. los monopolios internacionales controlan casi el 3/5 del comercio capitalista mundial. El comercio anual de las transnacionales más importantes supera el producto bruto nacional de muchos países capitalistas desarrollados.
Las organizaciones monopolistas transnacionales desempeñan ahora un gran papel en la economía capitalista. Tienen mayor capacidad de maniobra y la posibilidad de ocupar posiciones mucho más ventajosas en la lucha competitiva, organizar la especialización y la cooperación de la producción a gran escala internacional, obtener ingresos complementarios de las distintas operaciones internacionales, monopolizar las innovaciones técnicas y ejercer gran influencia en la política de los Estados capitalistas.
Según datos de los años 70, los monopolios controlaban alrededor de la mitad de la producción industrial de los países capitalistas, y casi el 3/5 del comercio mundial. Son imperios monopolistas privados peculiares. El crecimiento de los monopolios transnacionales refleja el proceso objetivo de internacionalización de la producción y de la economía capitalista y provoca la agudización de sus contradicciones internas y externas.
Una particularidad destacada de la expansión de los supermonopolios después de la Segunda Guerra Mundial fueron los acuerdos sobre el reparto de los mercados mundiales entre los Estados imperialistas.
Se crean alianzas monopolistas interestatales. La formación de acuerdos monopolistas interestatales se produce en forma de integración imperialista, el exponente más significativo es la Comunidad Económica Europea (CEE). En 1958 integraban a la CEE seis países euroccidentales, y en 1973, nueve. Esta organización monopolista interestatal, además de luchar por el reparto económico del mundo, persigue objetivos político-militares: luchas contra el socialismo, el movimiento obrero y los movimientos democráticos en pro de la política del neoliberalismo.
Mediante estos acuerdos, los monopolios capitalistas tratan de solucionar la contradicción entre el carácter internacional cada vez más acentuado del desarrollo de las fuerzas productivas y los estrechos límites nacionales del capital monopolista.
Los monopolios internacionales juegan un papel reaccionario en el mundo contemporáneo. Implica consecuencias especialmente graves la penetración de las transnacionales en las economías de los países emancipados. Crece la dependencia económica de estos del capital extranjero, perdura su atraso económico, recrudece la explotación de los trabajadores, se reducen las posibilidades de acumulación, se ahonda la diferencia en el sentido técnico económico con los países capitalistas desarrollados.
Las transnacionales desempeñan un papel reaccionario en la formación de la política interior y exterior de sus gobiernos. Son promotores de la ofensiva contra los derechos sociales y políticos de los trabajadores, apoyan e inspiran las acciones agresivas de sus gobiernos en el ámbito internacional.
Papel reaccionario de los monopolios internacionales
C. Kautsky, teórico de la Segunda Internacional, interpretó la rápida proliferación de los acuerdos internacionales sobre el reparto de los mercados mundiales como prueba de que el capitalismo había entrado en el período de solución pacífica de sus contradicciones económicas mediante el reparto “amistoso” de los mercados mundiales. Con el tiempo decía Kautsky , el imperialismo se transformará en “ultraimperialismo”, la lucha competitiva entre los monopolios imperialistas cesará y llegará la época de una paz duradera.
La teoría del “ultraimperialismo” de Kautsky es una desnaturalización del marxismo. La historia evidencia la absoluta inconsistencia de la tesis de la posibilidad de que bajo el imperialismo llegue un período en que el reparto de los mercados mundiales quede terminado y empiece el desarrollo pacífico del capitalismo. El cese de la lucha por los mercados es imposible por varios motivos. La desigualdad del desarrollo de los monopolios, la aparición de nuevos y grandes productores de una mercancía determinada implica la necesidad de un nuevo reparto de los mercados.
El progreso de la ciencia y el surgimiento de nuevas ramas de la producción descartan también la posibilidad de terminación del reparto de los mercados mundiales. La aparición de nuevas mercancías condiciona nuevos acuerdos sobre ese reparto. El descubrimiento de nuevas fuentes de materias primas, o el agotamiento de las viejas, cambia la correlación de fuerzas de los monopolios que se dedican a su extracción, y son motivo de un reparto periódico de los mercados de materias primas.
Así pues, el reparto de los mercados mundiales por los monopolios es un proceso que acompaña toda la historia del imperialismo. La hipótesis de que puede concluirse con el reparto “amistoso” del mundo por el capital organizado internacionalmente “…es, desde el punto de vista teórico, completamente absurda, y desde el punto de vista práctico, un sofisma, un medio de defensa poco honrado del oportunismo de la peor especie.” Es igualmente incorrecta la afirmación de los apologistas contemporáneos del imperialismo sobre la posibilidad del cese de la lucha entre los grandes monopolios por la hegemonía en la explotación del mundo capitalista. El paso de los medios “pacíficos” de lucha por los mercados a la lucha armada no es más que un cambio de las formas de lucha por la dominación económica sobre el mundo. Con el dominio del capital monopolista, esta lucha no puede suprimirse y expresa la esencia de las relaciones internacionales del imperialismo.
Actualmente, la rivalidad interimperialista se ha acentuado. El acrecido poderío de los monopolios internacionales ha hecho que la competencia sea aún más implacable.
Como evidencia la historia, los monopolios internacionales contribuyeron a desencadenar las dos guerras mundiales. Los suministros de material de guerra les reportaron fabulosas ganancias. Las ganancias de las sociedades anónimas norteamericanas que en 1938 habían ascendido a 3.300 millones de dólares, en 1943 sumaban 24.00 millones, lo cual supuso un nuevo nivel de acumulación del capital.
Los monopolios industrial-militares actuales cumplen complejos y costosos programas militares que les reportan enormes ganancias. Estos monopolios son la base material de la política agresiva del imperialismo, sus inspiradores e ideólogos activos.
Fuentes
- V. I. Lenin. El imperialismo, fase superior del capitalismo. O. C, t. 27. Pág. 373.
- Material didáctico de ciencias sociales. Economía Política. Ed. Progreso. Moscú. Pág 241.