Dictadura del proletariado

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La dictadura del proletariado es la fase de transición revolucionaria entre el capitalismo y la sociedad comunista.

Pese a que hoy el concepto pueda generar suspicacias, para el marxismo la existencia misma del Estado implica el dominio de una clase sobre otra, por tanto, implica una dictadura. Incluso las formas de democracia burguesa, más allá de la existencia de "libertades" formales, suponen una dictadura de la burguesía sobre la mayoría de la población. El Estado no es nunca neutral, sino que es el instrumento mediante el cual una clase social ejerce su dominio.

Carlos Marx postula la necesidad de una revolución en la cual el proletariado se establezca como clase dominante, para disolverse paulatinamente como tal, en la transición hacia una sociedad sin clases. El proceso precisa de que la clase social hasta ese momento dominante, la burguesía, pierda sus privilegios. La dictadura del proletariado es la etapa inmediatamente posterior a la toma del poder por parte de la clase obrera, en la que se crea un Estado obrero, el cual, como todo estado, sería una dictadura de una clase sobre otra (en este caso, de las clases trabajadoras sobre la burguesía), pero que, en vez de ser una dictadura de la minoría sobre la mayoría, es la dictadura de la mayoría sobre la minoría.

Tras la experiencia de la Comuna de París y la derrota de esta frente a las fuerzas de la burguesía, Marx y Engels comprenden que la clase trabajadora no puede limitarse a ocupar las estructuras estatales burguesas existentes, sino que estas debían ser destruidas, junto al Estado burgués, sustituyéndolo por un Estado obrero basado en la organización colectiva (Comunas o Consejos, en ruso "Soviets") de la clase obrera[1][2]


En palabras de Lenin:

«Marx puso de relieve [...] que a los oprimidos se les autoriza para decidir una vez cada varios años qué miembros de la clase opresora han de representarlos y aplastarlos en el parlamento.
Pero, partiendo de esta democracia capitalista -inevitablemente estrecha, que repudia bajo cuerda a los pobres y que es, por tanto, una democracia mentirosa- [...] el desarrollo hacia el comunismo pasa a través de la dictadura del proletariado, y no puede ser de otro modo, porque el proletariado es el único que puede, y sólo por este camino, romper la resistencia de los explotadores capitalistas.
Pero la dictadura del proletariado, es decir, la organización de la vanguardia de los oprimidos en clase dominante para aplastar a los opresores, no puede conducir tan sólo a la simple ampliación de la democracia. A la par con la enorme ampliación del democratismo, que por primera vez se convierte en democracia para los pobres, en un democratismo para el pueblo, y no un democratismo para los sacos de dinero, la dictadura del proletariado implica una serie de restricciones puestas a la libertad de los opresores, de los explotadores, de los capitalistas. Debemos reprimir a éstos, para liberar a la humanidad de la esclavitud asalariada, hay que vencer por la fuerza su resistencia, y es evidente que allí donde hay represión, donde hay violencia, no hay libertad ni hay democracia.
Engels expresaba magníficamente esto en la carta a Bebel, al decir, como recordará el lector, que "mientras el proletariado necesite todavía del Estado, no lo necesitará en interés de la libertad, sino para someter a sus adversarios, y tan pronto como pueda hablarse de libertad, el Estado como tal dejará de existir."
Democracia para la mayoría gigantesca del pueblo y represión por la fuerza, es decir, exclusión de la democracia, para los explotadores, para los opresores del pueblo: he ahí la modificación que sufrirá la democracia en la 'transición' del capitalismo al comunismo».[3]

Referencias

  1. La Guerra Civil en Francia, Karl Marx, 1871
  2. Prólogo de 1872 al Manifiesto Comunista, Karl Marx y Frederick Engels, 1872
  3. El Estado y la Revolución, Cap. 5 Las Bases Económicas de la Disolución del Estado, V.I. Lenin

Véase también